Medal of Honor, anunciado a bombo y platillo como el gran rival de Modern Warfare, está a punto de cumplir su primer mes a la venta. El balance comercial no puede ser más positivo: EA acaba de anunciar que el título suma ya más de 2 millones de copias, 1.5 de las cuales se vendieron en sus primeros cinco días. En total más de 100 millones de dólares recaudados.
Las críticas, sin embargo, no han ido acordes a dicho éxito. Puede que el juego haya cosechado algunos notables, pero también numerosos aprobados que dejan a las claras las deficiencias de un título que se las prometía triple A. Se ha llegado a leer que es un shooter mediocre de brevísima campaña y multijugador irrisorio, incluso que mancha el buen nombre de Medal of Honor… y muy desencaminados no pueden estar dichos comentarios teniendo en cuenta que el propio Vicepresidente de EA Games, Patrick Soderlund, ha reconocido que el juego no ha alcanzado sus expectativas de calidad:
Todo lo que puedo decir es que el juego no ha alcanzado nuestras expectativas de calidad. Queremos hacerlo mejor la próxima vez y vamos a trabajar por un juego mucho más fuerte.
No voy a comentar notas ni cifras de venta, pero creo que el mercado nos está diciendo que debemos mejorar y necesitamos convencerlo de que podemos crear algo que aprecien aún más, algo con lo que plantar cara seriamente a la competencia.
Ahora bien ¿qué importa eso si se gana dinero a tutiplén? John Riccitello, CEO de EA, lo ha dejado bien claro y contradice a Soderlund alegando que el juego no es tan malo como lo pintan ciertos analistas. Profesionales a los que el mandamás ha querido ningunear englobándolos en un “estrecho espectro demográfico”:
El juego está dirigido a un mercado masivo y no sólo a los analistas aficionados a shooters que juegan en torno a 90 horas semanales. Así que pese a algunas bajas puntuaciones, hemos cubiertos nuestras expectativas: las ventas lo demuestran.
Medal of Honor ha sido un éxito claro y por ello podemos afirmar que ésta es una franquicia de futuro.
Así están las cosas: el juego vende de forma excepcional pero jugadores y críticos le encuentran innumerables defectos que una parte de Electronic Arts reconoce abiertamente y otra enmascara con pobres (e indignantes) justificaciones.
Riccitello ha lanzado cubos de pescado podrido a cierto sector de la prensa especializada argumentando que sus análisis no son válidos y que el número de copias vendidas le dan la razón. Y yo me pregunto ¿acaso no se ha parado usted a pensar que ese millón y medio de compradores iniciales acudieron al título porque confiaban en su calidad? ¿no pudiera ser que esos mismos jugadores se diesen cuenta al momento de que habían tirado su dinero al haberse incumplido las promesas hechas?
Dudo mucho que un nuevo Medal of Honor repita las cifras de esta entrega: es difícil engañar dos veces a usuarios ya escarmentados. Aunque quién sabe, también se dice aquello de que el hombre es el único animal que tropieza con la misma piedra…
